Recuperar y poner en valor el acervo arqueológico; o mejorar construcciones en términos arquitectónicos, de sustentabilidad y de desarrollo socioproductivo; o revalorizar los métodos terapéuticos ancestrales; o entender mejor los procesos educativos sobre la base de enfoques interculturales…Son muchas las articulaciones entre las comunidades originarias de nuestra región NOA Sur y la producción local de ciencia, que, a través de sus aportes, dice presente y trabaja en pos del bienestar estructural de estos pueblos.
Remedios y alimentos ancestrales en los Valles Calchaquíes
Hace más de 15 años que los y las integrantes del INBIOFIV (Instituto de Bioprospección y Fisiología Vegetal), dirigido por la doctora María Inés Isla, estudian la flora nativa –tanto plantas medicinales como alimenticias- de las zonas calchaquíes y trabajan con las comunidades locales. El objetivo es entender cómo se complementa el conocimiento ancestral con el científico, y promover tanto el cuidado sanitario de esas poblaciones como las plantas que serán empleadas por las generaciones futuras.
Una de las “piedras fundacionales”sobre las cuales se erigió el INBIOFIV la bioprospección de nuestra biodiversidad; es decir, un aprovechamiento sostenible y el agregado de valor de los recursos vegetales nativos que conduzca mejorar las condiciones de vida de las comunidades originarias que habitan estas regiones. Respetando su cultura ancestral a través del fomento de la conservación y del uso responsable de los recursos, el desafío consiste entonces en utilizar ciertos vegetales como fuente para la obtención de bioproductos con potencialidades medicinales, cosméticas y alimentarias. Pero además se trabaja para impulsar la propagación de estas especies, de modo tal que las poblaciones locales se conviertan en proveedoras de materia prima para el desarrollo de los bioinsumos, aspecto que propenderá a mejorar la diversificación y la promoción de la economía regional.
Antiinflamatorias, antibióticas, antifúngicas, hipoglucemiantes e hipolipemiantes, entre otras, son algunas de las múltiples propiedades identificadas en los remedios ancestrales elaborados con plantas de la zona gracias a estudios realizados por el equipo. También investigan y trabajan con plantas como algarrobo, chañar, mistol o tuna, usadas por las comunidades como alimentos desde tiempos remotos. Precisamente, hace poco tiempo obtuvieron un subsidio del Programa Argentina contra el Hambre para promover la seguridad y la soberanía alimentaria: se prevé reforzar la alimentación de comunidades Indígenas y campesinas de los Valles Calchaquíes mediante la revalorización y el aprovechamiento de un recurso vegetal nativo: el algarrobo. El propósito es generar una cadena de valor aprovechando el fruto entero, inclusive las semillas, que -por lo general- son descartadas. Al respecto, Isla resalta la importancia de las gestiones interinstitucionales y de los programas nacionales que sientan una base económica y logística sobre las cuales poder desarrollar dichas interacciones. “Esto permite potenciar el trabajo que INBIOFIV viene realizando con las comunidades de la zona”. advierte.
Arquitectura: contribuciones y reivindicaciones
Joaquín Olivarez es arquitecto e investiga, en el Instituto de Estudios para el Desarrollo Social (INDES), en el marco de una beca doctoral, las divergencias entre las políticas de vivienda rural y las condiciones reales del hábitat rural campesino-indígena, en Santiago del Estero. En 2019 inicióallí, a partir de una demandade referentes de la nación TonocotéLlukty, un proceso de articulación para atender la problemática de manera integral. La solicitud: resignificar y revalorizar las condiciones del hábitat de las comunidades autóctonas frente a un esquema de políticas de vivienda rural que implementa, como parte de la gestión, la erradicación de la vivienda precedente(conocida como “vivienda rancho”). Sucede que para elloslasviviendas sociales construidas no garantizan una mejora de sus condiciones de vida porque no se ajustan a las condiciones climáticas, a los materiales locales, a los usos del espacio ni a las pautas culturales de sus comunidades. Y sobre estas variables, consideran que el acceso a un hogar digno es todavía un aspecto que se debe resolver, y esuna de las reivindicaciones de los pueblos originarios.
En respuesta, se conformó un grupo de trabajo interdisciplinario para la elaboración del proyecto “Wasita ‘Runa ‘Ruas” (haciendo la vivienda indígena), que aspira principalmente a poner en valor las formas de hábitat local respecto de los aspectos simbólicos, funcionales y tecnológicos. La iniciativa se complementó además con un documento que esboza las características de una vivienda rural indígena y que expresa los fundamentos políticos-semióticos, ecológicos-económicos y etnohistóricos. Plantea también detalles sobre las siguientes etapas de trabajo: relación problema/solución, diseño estratégico, procesos productivos/constructivos y tecnologías de organización. Todo fuefacilitado a los y las referentes de la comunidad, quienes los incorporaron a sus reivindicaciones por el reconocimiento como nación indígena y el mejoramiento de sus condiciones de vida.
En la actualidad, Olivarez se dispone a rediseñar y ajustar tanto el proyecto de vivienda, comoel documento que lo complementa, sobre la base de los puntos de vista recibidos de los demandantes y de las sugerencias de académicos vinculados con el estudio del hábitat y del territorio indígena de la provincia.
El ISES y su cooperación con las comunidades indígenas del NOA
Victor Ataliva es personal de apoyo en el Instituto Superior de Estudios Sociales (ISES), y cuenta que es grande y diverso el trabajo conjunto con pueblos originarios de la región. “Más allá de la importante trayectoria de las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en la puna, en los valles alto andinos y en las llanuras de Santiago del Estero, Catamarca, Tucumán y Jujuy –destaca- es relevante que, en el marco de intervenciones científicas realizadas durante los últimos 15 años, se afianzaron las relaciones con comunidades indígenas y campesinas”. Como resultado de ello se configuraron –en distintas regiones– espacios de exposición, centros de interpretación y museos de sitio, ubicados por ejemplo en Coranzuli (Jujuy), Barranca Larga y Antofagasta de la Sierra (Catamarca).
Por otro lado, con y en la Comunidad Indígena Amaicha del Valle (Tucumán) -y en función, tanto de su itinerario milenario en el territorio como de su profunda trayectoria organizativa y política-en el bienio 2020-2021, y a pesar de las dificultades lógicas devenidas de la pandemia,se materializaron distintas instancias de trabajo entre el ISES y la comunidad; tanto con la dirigencia como con comuneras y comuneros, en el marco. Por ejemplo, en El Infiernillo comenzó a concretarse un centro de interpretación,y en la Casa de la Memoria Comunitaria se materializó la exposición “Amaichas: Historias para no olvidar”. Pero la tarea no culmina allí: actualmente están realizando indagaciones referidas a las partes medias y altas del territorio amaicheño, que abordan la vida en los puestos,en busca de enfatizar la relevancia histórica de la actividad productiva de las familias puesteras en el desarrollo comunitario y de la interacción con otras regiones y comunidades del NOA, y del norte de Chile y Bolivia.
Por otro lado, el ISES y su personal también trabajan en el Programa Nacional de Relevamiento Territorial de Comunidades Indígenas (ReTeCI), herramienta que permite avanzar con el registro sistemático de los territorios que determinadas comunidades indígenas reclaman como propios. En este sentido, Ataliva explica que gracias a evidencias que atestiguan una milenaria ocupación del territorio, la provincia de Tucumán cuenta con sitios arqueológicos (concebidos como “lugares ancestrales” por las actuales comunidades indígenas, y que reivindican como parte de su patrimonio comunitario en tanto evidencias que remiten a la trayectoria histórica de sus antepasados en las jurisdicciones) que son investigados en el marco de proyectos institucionales del CONICET con base en el instituto que él integra.
“Estas relaciones entre el CONICET y las dirigencias indígenas están posibilitando repensar una diversidad de temáticas que, hasta el momento, no habían sido contempladas–sostiene el especialista-, como las formas en la que los discursos expositivos deben presentarse en función de los saberes locales; la relevancia de avanzar en proyectos coproducidos por las comunidades y los investigadores, o la de priorizar los procesos de desarrollo local con sustento en los recursos culturales (denominados “sitios arqueológicos” o “lugares ancestrales”), y que constituyen parte del patrimonio de estos pueblos; viabilizar la conformación de espacios de investigación y exposición en las propias comunidades y que sean administrados por comuneras y comuneros”. Y destaca que el fortalecimiento de estas comunidades y de sus estrategias para continuar con los reclamos históricos de reconocimiento por parte del Estado –nacional y provincial–, motivó, durante las últimas dos décadas, la implementación de políticas públicas que posibilitaron a los pueblos originarios mayor margen de maniobra para exigir que las agencias cumplan con los pactos internacionales asumidos por el país, y un cambio en el paradigma de las investigaciones científicas que responda a los intereses comunitarios y asuma la responsabilidad social de los conocimientos coproducidos con hombres y mujeres indígenas.
“Interculturalizar los sistemas educativos”
La doctora Silvina Corbetta se desempeña como investigadora en el INDES, pero desde 2002, antes de formar parte del instituto, trabajaba ya en el campo de la educación y los pueblos indígenas; de hecho, fue el tema de su tesis doctoral. Hoy es coordinadora alterna de la Carrera de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) con Mención en Lengua Quichua de la FHCSyS-UNSE, desde donde elaboró, junto con destacados profesionales, el libro Educación intercultural bilingüe y enfoque de interculturalidad en los sistemas educativos latinoamericanos, que persigue un doble propósito: posicionar la educación en la clave cultural que reclaman para sí tanto los pueblos indígenas como las poblaciones afrodescendientes, y contribuir al conocimiento comparado sobre el desarrollo de la educación intercultural bilingüe en la región y los desafíos principales que enfrenta. Entre los desafíos se cita la necesidad de interculturalizar a los sistemas educativos en todos sus niveles como estrategia para desactivar el racismo, visibilizar y aprender de los saberes indígenas.
Asimismo, el trabajo señala que la Educación intercultural bilingüe (la educación que los pueblos indígenas quieren para sí) y el enfoque interculturalidad en los sistemas educativos (interculturalidad para todos y todas) deben operar en simultáneo en nuestras políticas educativas. Sobre este aspecto, la integrante del Grupo Educación, Ambiente, Hábitat y Territorios del INDES, explica que, “dado que somos partes de sociedades pluriculturales y pluriétnicas, la noción de diversidad no debe implicar sólo la alteridad o el otro, el indígena, o el afrodescendiente, sino todos: criollos, mestizos, indígenas, afrodescendientes y otras poblaciones”.
Finalmente, se señala también la deuda de los Estados, fundamentalmente en materia educativa. “La invisibilización de los saberes y las lenguas indígenas ha sido más bien la norma con que los sistemas educativos han operando en la región latinoamericana, pese a un fértil corpus normativo”, reflexiona Corbetta, para luego sentenciar que “sin paridad de condiciones entre los conocimientos occidentales y los conocimientos indígenas en los currículos, y sin políticas de formación intercultural para la totalidad de los docentes y los funcionarios, la desactivación del racismo imperante entre la población blanca/criolla y mestiza (los dos componentes societales más reacios a su inclusión) no se hará efectiva”.
Fuente: www.conicet.gov.ar