Este año, por primera vez, el reporte incluye una nueva sección que reexamina pronósticos anteriores y estrena un capítulo llamado "Falla o escala" (Fail or Scale) el cual proporciona un análisis del grado en que las tecnologías y tendencias realmente se adoptaron o impactaron en la enseñanza y el aprendizaje.
Según el informe, esta nueva sección ofrece una visión retrospectiva de los pronósticos anteriores. A través de una serie de ensayos, los expertos consultados analizan cómo la educación superior se ha visto afectada por tendencias presentadas en informes de años anteriores, como son el aprendizaje adaptativo, la realidad aumentada y la gamificación.
Además de este capítulo retrospectivo, el informe nos propone las estrategias para mantener a las instituciones universitarias relevantes, las cuales incluyen el uso del “aprendizaje en línea sincrónico y asíncrono”, un mayor uso de enfoques multidisciplinarios para el aprendizaje y un mayor énfasis en las habilidades para el trabajo. El informe también cita una tendencia hacia “un mayor control de los estudiantes sobre las vías de aprendizaje individuales”. Muchas universidades reconocen la necesidad de que los estudiantes combinen la educación formal con los cursos en línea “modularizados”, este sistema de enseñanza se orienta a que el alumno aprenda preferentemente por “motus propio”, de manera que el papel del profesor se torna en asesorar al estudiante y no en exponer temas para que el alumno pacientemente lo escuche.
“Este cambio hacia el aprendizaje centrado en el estudiante requiere que los profesores y los asesores académicos actúen como guías y facilitadores”, dice el informe.
Una tendencia identificada por el informe es el avance de las instituciones hacia una “cultura de innovación”, manifestadas por aquellas a mediano plazo como el mayor uso de datos para generar mejores resultados para los estudiantes y tendencias a corto plazo como el rediseño de espacios de aprendizaje y diseños de aprendizaje mixto, una combinación de aprendizaje en el aula tradicional con herramientas en línea.
Como vemos el camino de la innovación educativa se a iniciado y presenta como característica primordial el componente de incertidumbre que va a marcar a estos tiempos y que determina la necesidad de adquirir plasticidad para generar soluciones ingeniosas a situaciones inesperadas. La incertidumbre rompe con el paradigma tradicional de la revolución industrial en donde las soluciones “encasilladas” constituían la forma de resolver los problemas. En el contexto actual, nos enfrentamos al ensayo-error casi constante en nuestras prácticas. Nuestra acción docente no está fuera de este contexto y debe adecuarse y acompañar esta realidad. Otros países, con otras situaciones socio-culturales, han probado diferentes herramientas y/o prácticas innovadoras en educación con marchas y contramarchas; nosotros no nos alejamos de ello, nos caracteriza un contexto diferente pero igualmente propicio y necesitado de innovación. Estamos construyendo saberes y desarrollos en forma permanente.
Pero... ¿qué consideramos innovación educativa? Se lo contamos en el próximo boletín!