Testimonio

  • 30 Marzo, 2020
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Martita Ayup

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En enero de 2012 tuve la oportunidad de viajar a Costa Rica para un curso de posgrado, en el cual durante dos meses estuvimos en bosques y estaciones biológicas, en completa interacción con la naturaleza. No tenía teléfono celular y la señal de internet no era muy común.

Esos días fueron maravillosos, sentí una conexión tan real con la naturaleza que me conmovió muchísimo. Pasado el curso, hablando con una pareja amiga sobre estas sensaciones, me recomendaron un libro, “Autobiografía de un Yogui”, de Paramahansa Yogananda. Empecé a leerlo y no pude hacer otra cosa hasta terminarlo, jaja. Ese libro fue un antes y un después en mi vida. Entendí esas conexiones energéticas que me conmovían muy profundo, entendí todo lo que había pasado en mi vida y la perfecta sincronía de las cosas, y encontré pertenencia a mi espiritualidad, que toda mi vida busque. Comencé a meditar activamente y a conocerme realmente (se puede escribir una tesis doctoral sobre eso jeje). La meditación te lleva a explorar terrenos vírgenes donde nadie estuvo, como nos gusta a los biólogos, tus terrenos. Luego de algunos años me di cuenta que estaba haciendo ciencia hacia adentro, dentro mío, y en planos más sutiles que la materia densa.

Ya estaba en los últimos años del doctorado y con mucha movilización. Me papa había fallecido repentinamente y la vida me ponía en otro escenario, cumpliendo otros roles, priorizando. Es invaluable lo que la práctica de meditación me ayudo en ese momento, para poder afrontar la crisis emocional y para poder concentrarme en el trabajo.

El siguiente paso fue comenzar a hacer Hatha Yoga, que es la parte física y de posturas del yoga. Es un paso muy importante. Sentía molestias en mi cuerpo, empezaba a ser pesado y estaba adoptando malas posturas por las horas de computadora. Este fue el otro pasito que volvió a cambiar mi vida. No solo reconocí mi cuerpo, me conocí desde lo físico, sino que también descubrí todo un mundo que es el cuerpo energético. La práctica de posturas es como una meditación en movimiento, y junto con la respiración voluntaria, desarrollan un dominio de la mente inimaginable. El poder de concentración se multiplica varias veces, y se ve reflejado en todas las otras actividades que uno hace en la vida diaria. En esta etapa pude reconocer estos beneficios del Yoga en mi vida. Uno se vuelve más eficiente en el uso del tiempo, porque es más fácil concentrarse y terminar algo. La mente tiene dos estados cuando estamos despiertos: estamos atentos o distraídos. Las redes sociales, los teléfonos celulares y la sobre-estimulación de nuestro sistema nervioso mantienen nuestra mente en una distracción incontrolable. Reconocer esos estados y tener herramientas para relajar la mente, controlarla y poder optimizar su uso (como la excelente herramienta que es), es uno de los mayores capitales que logre en estos años. Desde el cuerpo, saber escucharlo, observarlo y cuidarlo, es fundamental para tener un buen desempeño en nuestra actividad, científica en este caso, o cual sea nuestra actividad diaria. No es viable, a mediano ni largo plazo, explotar nuestro cuerpo y mente en pos de resultados que demandan las exigencias de la vida moderna. Es más, esos resultados pueden lograrse igualmente sin comprometer nuestra salud.

Hace 12 años, cuando estaba en la mitad de la carrera de licenciatura, llegue a tal punto de exigencia conmigo misma, a tanta desconexión, que me enferme. Era una enfermedad auto-inmune muy rara, de muy baja frecuencia, y claramente mortal. Mi vida se paró casi 2 años y estuve 5 veces en terapia intensiva al borde de la muerte. Hoy, ya hacen casi 10 años que no tengo más síntomas y todo fue mejoría. Supuestamente es una enfermedad crónica, pero yo siento que me cure para siempre, ¿Porque? Porque no soy la misma persona que se enfermó. El yoga y la meditación me ayudaron a forjar los cimientos de este nuevo yo, que hoy me permite disfrutar de una salud que nunca fue mejor en lo que va de mi vida. Y, por sobre todo, priorizar, y priorizarme, cuidándome de muchos hábitos auto-destructivos que, cuando uno se descuida, se distrae, quieren volver a tener el poder.

Espero que mis palabras sirvan para generar auto-consciencia y para hacer de nuestra actividad algo sustentable y resiliente en sus bases: nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestra salud y nuestro entorno. Gracias por la oportunidad!