Las tecnologías actuales nos permiten seguir avanzando aún sin la necesidad de salir de casa. Los cronogramas se modifican y se adaptan en base a los recursos disponibles. Cambiamos los microscopios, las piquetas, las lupas, el campo y las tareas de laboratorio por una computadora, papers, procesamiento de datos, producción de gráficos y reuniones virtuales, aunque el mate nos sigue acompañando de igual manera. Debimos convertir nuestro hogar en oficinas y aprender a separar las horas de trabajo y las de la familia.
Las investigaciones de campo tan imprescindibles para nuestras disciplinas pueden esperar. Nada es más importante que el bienestar de nuestras familias, de nuestra gente querida y de nuestros colegas. Por ahora, debemos resguardarnos y avanzar cada unos desde nuestro lugar, para que -cuando esta situación termine- podamos volver a disfrutar a pleno del trabajo que tanto amamos, con más fuerza y todos juntos.