Tiempo de balance

  • 30 Abril, 2020
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¡Tiempo de balance!

Dra. Paula Carreras

PAULA

Ya pasamos el tiempo de la vorágine, de la urgencia, de la respuesta instantánea… Pusimos en marcha las reuniones virtuales con los equipos, armamos las aulas virtuales, iniciamos el ciclo lectivo, aprendimos lo necesario para lograr eso que mentalmente queríamos hacer, nos dimos una inmersión de herramientas tecnológicas, apelamos a los que sabían trabajar en educación a distancia. Todo apurado…todo para ya, la solución inmediata frente a la contingencia.

Hoy empezamos a transitar otro camino…a reflexionar sobre lo hecho hace 40 días atrás, poniendo en la balanza los resultados de aquella inmediatez, en un intento de evaluar la efectividad de lo realizado y seguir pensando a futuro.

Casi sin dudar, ¡hicimos maravillas! Aceptamos la situación como un desafío tanto en lo personal como en lo institucional. Desde cada lugar, sabíamos que había que hacer, quizás no teníamos tanta claridad en cómo, pero en absoluto fue un impedimento… el desconocimiento o el poco conocimiento, posibilitó la capacidad de reinvención.

¿Qué fuimos ganando? Por un lado, los que pensamos en modalidad metodología de la investigación, teníamos abierto un nuevo abanico de problemas de investigación que ni siquiera nos habíamos imaginado posible. Desde cualquier disciplina, sea cual fuere, el COVID 19 nos puso en alerta. Quizás las ciencias sociales, con más fuerza que nunca.

También nos posibilitó aprender a pensar en otras formas o modalidades de hacer investigación, por ejemplo, maneras diferentes de recolectar datos.

Ganamos en aquello por lo que los semilleros de investigación muchas veces pelearon, el acceso abierto a las bibliotecas, los repositorios, las bases de datos.


Entendimos que vamos encaminados a pensar la Educación a Distancia como una opción pedagógica, reconociendo que lo que hasta aquí hicimos frente a la emergencia, fue adoptar algunas prácticas, con el mero propósito de mantener el vínculo educativo y sobrellevar la contingencia.

Perdimos algunos miedos, resistenciales por cierto, a entrar en terreno desconocido, a no saber qué hacer cuando no tenemos al otro presencialmente, a no saber cómo comunicarnos…desmitificamos a la generación millennials… no son nativos digitales como los habíamos construido, lo que sí nos demostraron es que son capaces de adaptarse a las situaciones e ir por ellas.

Aprendimos a organizarnos en tiempos diferentes, a respetar las dedicaciones del otro, a comprender que el trabajo colaborativo es posible, a aprender del otro y con el otro, a sabernos en equipo.

En tiempo de balance….la presencialidad en la virtualidad es la clave para seguir adelante. La crisis nos ha posibilitado reinventarnos, desarrollar capacidades dormidas y darnos cuenta…¡qué siempre seremos eternos aprendientes!