Por esos días estaba enfocado en coordinar fechas para la defensa de mi tesis doctoral, resumen los frutos de años de trabajo en las vegas (humedales de la Puna argentina). Sin embargo las cosas cambiaron rápidamente en el país. El decreto del aislamiento social obligatorio me generó algunas incertidumbres, y en lo profesional parecía ser un obstáculo muy grande para cerrar esta etapa.
Sin embargo, hubo una adaptación muy rápida a las nuevas condiciones. La buena predisposición de los miembros de mi jurado junto al trabajo de toda la gente de posgrado me permitió afrontar estos momentos de la mejor manera posible. Sabiendo que todo iba a poder resolverse de forma virtual. Y sabiendo que hay mucha organización por detrás y una calidez humanas notables. Finalmente pude coordinar una fecha de defensa de mi tesis 100% virtual. Algo que de por si es especial, lo fue aún más dada las condiciones.
Poder defender la tesis de manera virtual definitivamente fue una experiencia extraña, pero positiva al fin. No solo por el hecho de haber cerrado una etapa, sino también porque permitió que muchas personas que quizá en otras circunstancias, no hubiesen podido hacerlo puedan presenciar la defensa. En mi caso pudieron sumarse algunos amigos y colegas de Perú, Chiel y de diferentes lugares de Argentina. La defensa virtual también me brindó la posibilidad de estar muy cerca de mi familia, algo muy importante en estos momentos. Queda pendiente el brindis con la gente amiga, algo que ojalá pueda ocurrir pronto. Creo que la situación, puede ser una excelente oportunidad para abrirse a los públicos interesados en las defensas de tesis. Y formación virtual en general, sería muy valioso poder sacar el lado bueno de esta situación.