Originalmente ambos cursos se iban a dictar en forma presencial, pero, dada la extensión de la pandemia vigente, se tomó la decisión, con el apoyo de dichos docentes y de la Secretaría de Postgrado, de programar los cursos en forma virtual. De esta forma, se constituyen en las primeras instancias de postgrado de nuestro doctorado dictadas virtualmente.

Desde el punto de vista de la enseñanza/aprendizaje han sido experiencias realmente enriquecedoras, aun cuando los cursos tuvieron características diferentes; el primero, con formato de seminario con discusiones sincrónicas de textos preestablecidos y contenidos audiovisuales asincrónicos, y el segundo con clases sincrónicas por parte del profesor, exposiciones de los alumnos y actividades asincrónicas diversas.

La modalidad virtual posibilitó que el cursado se extendiera más tiempo de lo usual, generalmente de una semana comprimida en los casos presenciales con profesores externos a nuestra universidad. Esto permitió cimentar los conocimientos adquiridos por parte de los estudiantes y profundizar en las lecturas y las discusiones. Un punto a destacar es que la virtualidad no fue en desmedro de la calidad de la comunicación a la hora de las clases sincrónicas. Destaca, por otra parte, el desarrollo de contenidos en forma asincrónica. En este sentido, debo agradecer al Centro de Innovación Educativa, y en particular a la Dra. Roxana Enrico, por su atenta colaboración y excelente predisposición.

Ambos cursos tuvieron inscripciones que superaron todas las expectativas. En el primer caso, 28 participantes y en el segundo caso, 67 alumnos; que eran el número máximo de alumnos permitidos, quedando postulantes en lista de espera. Esto creemos que se debe no sólo a la convocatoria por el reconocimiento y la trayectoria de los docentes involucrados, sino también a que la virtualidad bajó considerablemente los gastos de cursado para los doctorandos, ya que no debían costear los gastos de viajes y estadía. De esta forma, es la primera vez que contamos con alumnos de Chile, Perú, Ecuador, Brasil y Méjico. Así, también, con estudiantes de posgrado de todos los doctorados de nuestro país, y con docentes de nuestra facultad y de otras carreras de Arqueología, Antropología e Historia de Argentina como oyentes.

Una cuestión no menor, en cuanto a la baja de los costos que implica la virtualidad, también, es la disminución de los gastos de los cursos de postgrado vinculados a los gastos de viaje y estadía de los docentes, considerando esto desde la perspectiva de la administración del Doctorado.

En definitiva, la experiencia fue extremadamente positiva y, desde el Doctorado en Arqueología, creemos que no hay “una vuelta atrás”, aún en el contexto de la normalidad. La virtualidad abre posibilidades muy interesantes, que pensamos explorar y explotar: contar con docentes radicados en el exterior, en cualquier parte del mundo; combinar clases presenciales para los alumnos locales y virtuales para los alumnos del doctorado o de otros postgrados radicados en otras ciudades, provincias y países, siempre y cuando las características del curso lo posibiliten, con el docente dictando clase en forma presencial o virtual, etc. Eran situaciones impensadas hasta hace poco tiempo atrás y que hoy son parte del horizonte posible.

Dr. Salomón Hocsman
Vice-Director del Doctorado en Arqueología
Profesor Adjunto UNT
Investigador Independiente CONICET